Fue el propio Quentin Tarantino quien reconoció que, en la primera versión de Malditos Bastardos, la imagen que tenía en mente acerca del personaje de Shoshanna (Mèlanie Laurent) era la de una "Juana de Arco judía".
Los rastros de esa influencia primigenia quedan impresos, en Malditos Bastardos, en el pequeño film que el personaje rueda para presentar su venganza en el cine donde se reúne la cúpula nazi. Cuando esa película comienza a arder durante el atentado final, lo que vemos en pantalla remite poderosamente a los expresivos primeros planos de un título clásico de Carl Theodor Dreyer, La Pasión De Juana De Arco (La Passion De Jeanne D'Arc, 1928), cuando la heroína francesa es martirizada en la hoguera y su rostro se cubre de humo y llamas.
Malditos Bastardos
La Pasión De Juana De Arco
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